El liderazgo, una cuestión de compromiso

Las organizaciones del siglo XXI, en permanente evolución por las complej ias condiciones económicas y culturales que deben enfrentar, buscan estrategiasnnovadoras que permitan concentrar sus esfuerzos en el logro de objetivoscada vez más exigentes.

Sin embargo a veces obvian aspectos que gradualmente entorpecen el buen desarrollo de la gestión, pues si bien entienden la importancia de proyectar nuevos estilos de liderazgo, no desarrollan acciones encaminadas a la generación de compromiso y se olvidan de la importancia de diseñar políticas para mejorar el sentido de pertenencia y la motivación.

No existe la organización perfecta, pero es un hecho que factores como la corrupción, el desorden corporativo y en general los malos resultados parten, muchas veces, de criterios de eficacia que obsesionan, estresan e intimidan a todo el equipo de trabajo que busca de manera afanosa el logro de resultados, a cualquier costo.

Si bien esto hace que se logren las metas propuestas en una primera instancia, a la larga terminan desgastando el equipo de trabajo en un ambiente de conflictos, malentendidos y rivalidades que minan el ambiente y, lo que es peor, empañan la imagen ante grupos de interés que desean influir.

En mi experiencia como consultor corporativo he observado cómo se invierten grandes recursos y esfuerzos en la formación de líderes en cargos claves con grandes expectativas, para simplemente ver que a los pocos meses migran a otra organización, que sí supo valorarlos, motivarlos y estimularlos.

Entonces los directivos afectados se rasgan las vestiduras, acusan de deslealtad a estos “disidentes” y echan la culpa a una sociedad deshumanizada
y utilitarista, cuando son ellos mismos quienes impregnaron el ejemplo de la competencia desleal, el individualismo, la gestión dictatorial y en general la insensibilidad ante las necesidades de sus liderados.

Si bien es cierto que un estratega debe propugnar por establecer un objetivo losuficientemente claro para encaminar unos recursos, de acuerdo con una visión organizacional para lograr el resultado esperado, conviene tener en cuenta estas diez recomendaciones para evitarse verdaderos “dolores de cabeza” en el momento de consolidar su liderazgo:

· Evite maltratar a su gente o pronto se le devolverá: no olvide que vive en una sociedad en la que los derechos priman sobre los deberes. Las legislaciones de muchos países incluido el nuestro están adoptando herramientas jurídicas que favorecen a los empleados y ninguna organización seria quiere patrocinar líderes, que por muy buenos resultados que ofrezcan, la desgasten en largos y costosos procesos legales por constantes y recurrentes demandas.

· El líder inspira, no complace: entienda que no se puede mantener a todo el mundo contento, pero cuando tome decisiones impopulares tenga en cuenta que si estas son bien documentadas y legitimadas, tarde o temprano serán aceptadas debidamente y en caso de que no, pues simplemente acepte el ingrato costo que muchas veces hay que pagar cuando se decide a aceptar el rol de liderazgo.

· Cuidado con los excesos de confianza: Si bien su espacio de liderazgo debe ofrecer un acceso razonable para su gente, conviene que se establezcan
unos criterios de respeto cuando necesiten de usted. Esto evitará el desarrollode malentendidos, que en oídos inescrupulosos pueden ocasionarle muchos problemas.

· Su poder debe corresponder a su autoridad: sus liderados se dan cuenta rápidamente cuando usted no está debidamente capacitado para ejercer una función y si, peor aún, respalda indebida y constantemente a un colaborador que sí la conoce, pronto usted será desautorizado y caricaturizado por el equipo de trabajo.

· El líder no tiene vida privada: se convierte en persona pública automáticamente al empezar a ejercer su cargo y la gente sigue directa o indirectamente sus pasos, dentro y fuera de la organización. Hoy la reputación cuesta muy caro en la era de las redes sociales cuando los líderes son
fotografiados o grabados en cualquier desliz que pueda ser utilizad o paradestruir una imagen de honorabilidad y rectitud construida por años.

· Las necesidades particulares de sus liderados sí importan: parece un principio elemental, pero muchos líderes parecen ignorarlo y creen, erróneamente, que la motivación y la mística bastan para tener un equipo efectivo. Si usted no tiene en cuenta las necesidades personales de sus
colaboradores, otros sí lo harán.

· Enfrente los problemas, no a las personas: deje su actitud juzgadora y concéntrese en los hechos, puesto esto le permitirá entender lo que debe
cambiar y mejor aún, hacerlo comprender a su gente.

· La capacitación es clave para conectarse con su gente: no es un espacio aislado para que simplemente se transmitan conocimientos. El líder debe involucrarse en estas actividades tanto para brindar confianza como para direccionar los contenidos con criterio de efectividad.

· Revise periódicamente la comunicación corporativa: es mejor prevenir que lamentar costosas consecuencias en la organización, cuando sus
liderados no se comunican adecuadamente y entorpecen la efectividad de la gestión.

· El liderazgo implica un sacrificio que no es para todos: en la era de los mensajes de cambio personal, muchas personas se sienten presionadas a seguir “fórmulas” para el lograr el éxito, sin considerar su verdadera vocación. Si a usted no le gusta influir lo mejor es identificar su perfil desde el coaching y entender que desarrollar su trabajo con alegría, mística y esfuerzo es el mejor legado que puede dejar en la organización.


Juan Carlos PARDO QUIÑONES Consultor l Trainer en formación corporativa – COACH Ontológico-Magister Educación Poder y Liderazgo l Main Office: Carrera 11 A No. 96-60 Oficina 501 l Bogotá, Colombia 57.1.465 5467 l Mob: +57.310.293 9960- 312.407 5605

By | 2018-04-22T16:59:59-05:00 abril 21st, 2018|Uncategorized|Comentarios desactivados en El liderazgo, una cuestión de compromiso